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Garth Ennis fue uno de los primeros escritores gráficos en escribir para nosotros, los antihéroes o al menos para quienes detestamos el mundo idílico del consumo estúpido de superhombres benevolentes al servicio del estado. ¿Por qué dejar pasar la posibilidad de retratar a alguien que se presenta como la “personificación de todo lo bueno en la raza humana” y explorar su oscuridad alcohólica y psicopática que lo arrastra? La mirada de Garth sobre los héroes tiene poco que ver con los estereotipos clásicos de Marvel.

 

Poster de Prime Video 1er temporada.

Poster de Prime Video 1er temporada.

 

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En una entrevista de hace un año en Near Mint Condition, Garth sostenía que, al momento de publicar, tuvieron algunos traspiés con las productoras: “Esencialmente, puedes publicar un libro como ‘Preacher’, que satiriza brutalmente la religión organizada y arrastra la noción misma de fe y religión por el barro, pero no puedes hacer eso con los superhéroes porque los superhéroes son el producto en DC. Son las películas, las camisetas, el merchandising, el ingreso mensual. Superman, Batman y Wonder Woman son una trinidad mucho más importante que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Desde el punto de vista de DC, lo que hicimos con ‘The Boys’ era simplemente insostenible y tuvimos que irnos”.

El cómic “The Boys”, creado en 2005 por Garth, surgió en un contexto sociopolítico muy distinto al contemporáneo. En ese momento, la segunda administración de Bush estaba profundamente inmersa en una guerra aparentemente sin sentido y enfrentaba problemas de producción e intromisión de corporaciones en la política. Es importante destacar que esto ocurrió antes de que los movimientos por los derechos de los negros y la comunidad LGBTQ+ ganaran el peso significativo que tienen hoy en día. Como resultado, aunque el cómic y la serie comparten la misma base temática, sus narrativas divergen significativamente.

La premisa de Ennis en “The Boys” se basa en otorgar superpoderes a un grupo de idiotas moralmente corruptos que, consumidos por el espectáculo, se convierten en parias sociales. Estos personajes son ególatras y carecen de brújula moral o ética, lo que los convierte en misántropos viciosos. La crítica se amplía en la serie, no solo hacia los superhéroes, sino también hacia la cultura norteamericana y cómo consumimos estos íconos en la era de la hiperconectividad. Cualquier persona puede volverse famosa, no por su talento, sino por su capacidad para hablar frente a una cámara y expresar sus opiniones en una plataforma global, logrando así una base de seguidores que rara vez cuestionan sus puntos de vista.

Hoy, con su cuarta temporada para ver online, es interesante volver a la review de @elhombremediocre para entender por qué el poder, la cultura y el consumismo en la sociedad contemporánea cambian sus fachadas pero nunca sus ideas.

Categorías:
Cultura

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