Desde cuentas de Instagram hasta el tráfico en redes, el robo de contenido sofisticó sus formas, hurtando millones de visitas a las páginas al reescribir artículos de la competencia mediante inteligencia artificial.
El uso de las IA no solo ayudó en pocos meses a mejorar los posicionamientos, alterar el flujo de notas escritas y estudiar con pocas herramientas y mucha precisión a la competencia, sino que también cambió el tablero de juego una vez más. Más de un lector desprevenido se habrá encontrado leyendo artículos generados o mejorados por IA, incluso escritos por personas que no existen. A esta altura, si esta situación no te frikeó, lamento decirte que estás en problemas.
Hace poco, fueron expuestas las acciones del SEO Jake Ward, fundador de Content Growth, una agencia de marketing de contenidos con sede en el Reino Unido, tras el robo de 3.6 millones de tráfico orgánico a un competidor, generando daño a la empresa robada y abriendo el debate sobre las prácticas de algunos individuos para generar mayor viabilidad a costa de otros. Resulta que, buscando promocionar una herramienta para generación de contenido, el británico publicó un tweet el 24 noviembre explicando su estrategia apoyada en el uso de Inteligencia Artificial. El post ganó popularidad en poco tiempo cumpliendo con las expectativas, pero también encabronando a la comunidad de SEOS por el tono y mensaje que expresaba entre líneas: “Sé cómo robar usando inteligencia artificial y lo hago bien”.
La red social con el tiempo develó para quién trabajaba el SEO y a qué compañía le robó el tráfico orgánico, desatando toda una serie de preguntas sobre ética e inteligencia artificial a la hora de hacer crecer a nuestras audiencias. Entre las SEOs que dieron su opinión, la más destacada fue Lil Ray, una conocida profesional de SEO, DJ y baterista con sede en Brooklyn, Nueva York.