Nota originalmente publicada en Hackread.
Un ciudadano australiano de 24 años ha sido acusado por su supuesto papel en la creación y venta de spyware para uso de perpetradores de violencia doméstica y agresores sexuales de niños.
“El hombre de Frankston se comprometió con una red de personas y vendió el software espía, llamado Imminent Monitor (IM), a más de 14.500 personas en 128 países”, alegó la Policía Federal Australiana (AFP) en un comunicado de prensa durante el fin de semana.
El acusado ha sido multado con seis cargos de cometer un delito informático al desarrollar y suministrar el malware, además de beneficiarse de su venta ilegal. Otra mujer, de 42 años, que vive en la misma casa que el acusado y que The Guardian identifica como su madre, también ha sido acusada de “manejar con el producto del crimen”.
No menos de 201 personas obtuvieron la RAT solo en Australia, con el 14,2% de los compradores nombrados como encuestados en órdenes de violencia doméstica. Entre los compradores también figura una persona inscrita en el Registro de Delincuentes Sexuales Infantiles.
Se estima que el software de vigilancia, vendido por alrededor de 35 dólares australianos en un foro clandestino de piratería, le generó al operador entre 300.000 y 400.000 dólares, la mayor parte de los cuales se gastaron posteriormente en servicios de entrega de alimentos y otros artículos consumibles y desechables, dijo la AFP.
Según un informe de 2019 de Unit 42, John Keene utilizó el alias “Shockwave™” y anteriormente había ofrecido una herramienta de denegación de servicio distribuida (DDoS) llamada Shockwave™Booter a principios de 2012, antes de cambiar a Imminent Monitor.
La agencia dijo que creía que había decenas de miles de víctimas en todo el mundo, incluidas 44 en Australia. Si se prueba su culpabilidad, el sospechoso enfrenta una pena máxima de 20 años de prisión.
“Estos tipos de malware son tan nefastos porque pueden proporcionar a un delincuente acceso virtual al dormitorio o la casa de una víctima sin su conocimiento”, dijo Chris Goldsmid, comandante de operaciones de ciberdelincuencia de la AFP.
“Desafortunadamente, hay delincuentes que no solo usan estas herramientas para robar información personal para obtener ganancias financieras, sino también para cometer delitos muy intrusivos y despreciables”.