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La complejidad de nuestra especie radica en las propias emociones, es imposible que podamos existir sin percibirlas y compartirlas. El humano, antes de ser un animal político, es un animal social ya que, incluso, la interacción entre pares es lo que da paso y abre las puertas de las expresiones políticas y de cualquier otro tipo. Podemos relacionarnos de distintas maneras con las personas en nuestro entorno y los tipos de interacción son diversos, con distintos grados de complejidad. La comunicación y la sensación de pertenencia son pilares de los vínculos que podemos llegar a crear, debido a que podemos llegar a sentir afinidad por los demás ya sea tomando como base ideas, ideales, posturas políticas, vinculos sanguineos, cercanía por familiaridad, incluso relaciones antagónicas  y muchas otras formas.

La psique humana es compleja y se sigue considerando como uno de los grandes misterios que hay por describir por parte de las ciencias que estudian tanto la parte psicológica como fisiológica de la anatomía neurológica. Si los pensamos un poco, la actividad cerebral se ve afectada por un sin fin de sustancias que son de uso común y otras de corte ilegal; el propio cerebro puede tener sus padecimientos, por lo que el desbalance en los químicos cerebrales puede desencadenar trastornos o enfermedades, modificando incluso la manera en que percibimos la realidad. ¿Algo tiene que ver esto que comento con el título de la nota? Les diré que sí, estableciendo que el apego nace de los sentimientos y estos a la vez son manifestaciones de actividades cerebrales ligadas a sentimientos o contacto físico, que a su vez estos sentimientos determinarán la manera en que actuamos: ira, miedo, tristeza, felicidad, sorpresa, dicha, disgusto, entre muchas otras más, nos ayudará a entender un poco este concepto conocido como relaciones parasociales.

 

La naturaleza de las relaciones parasociales

En 1956, se publica una investigación llamada Mass Communication and Para-social Interaction. De la mano de los sociólogos Richard Wohl y Donald Horton, en su trabajo ahondan en la manera en que los medios moldean la forma en que nos vinculamos con personajes públicos. El lenguaje y la comunicación que manejan las celebridades de cualquier ámbito suele ser uno casual, uno que tiende a ser muy próximo al espectador, como si de una charla casual directa con la persona se tratara. Esto genera un sentimiento de familiaridad con el sujeto en cuestión aunque sabemos que no se dirige de forma directa a nosotros. El trabajo de estos profesionales se basó en los medios disponibles en ese momento de la historia: radio y televisión. A pesar de ser medios no interactivos, propició el nacimiento y crecimiento de estas relaciones, ya que gracias a los programas de entrevista era posible conocer más “la vida privada” del famoso de nuestro interés.

 

Foto descriptiva de relaciones digitales

 

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Esta forma de comunicación y el hecho de que tengamos constante exposición a información relacionada a los personajes de nuestro interés propicia una curiosidad, un encanto y morbo por conocer más del día a día de estos personajes. Esto conlleva a un sentimiento de familiaridad, lo que deriva en esa cercanía y el sentir una conexión personal e incluso íntima con los famosos. Pero no solo las relaciones parasociales se dan con personas dedicadas al entretenimiento, cualquier ámbito puede ser proclive, la vida política no se encuentra excluida, naciendo de aquí una cuestión aún más excéntrica: ¿Será posible desarrollar una relación de esta naturaleza con algún asistente virtual? Pregunta que trataré de buscarle una respuesta más adelante.

Si bien el trabajo de Richad Wohl y Donald Horton tiene mucho trasfondo psicosocial que resulta un tanto irrelevante para esta nota, insto a que cualquier interesado en el tema lea la investigación, la cual dejaremos en la referencias de este artículo. Por otra parte, lo que es un hecho es que ellos no tendrían idea de que con la llegada del internet y ahora con el avance de las inteligencias artificiales dentro de los asistentes virtuales. Su concepto ganaría mucho más peso y relevancia en la era de la hipercomunicación ya que, si bien las relaciones parasociales con personajes de radio y televisión tenían gran relevancia para entender la manera en que nos relacionamos, el hecho de sentir cercanos a los personajes públicos ha sido un cambio de paradigma en cuanto a los beneficios y problemáticas, llevándose a extremos como toda actividad humana.

 

Relaciones parasociales en la era de las redes: el entretenimiento y el cómo nos informamos por internet

Youtube vino a modificar la manera en que consumimos contenido y los creadores rápidamente se adaptaron a un ambiente que cambia de tendencias muy rápido.
Sin embargo, la comunicación “directa” con la base de fans que muchos fueron formando a lo largo del tiempo permitió que se desarrollara aún más ese sentimiento de proximidad e intimidad con aquellos que veíamos a través del monitor. La forma de comunicación y el lenguaje casual se convirtieron en estandarte. Escuchar a muchos creadores de blogs en video era como escuchar una plática que tendríamos con un amigo cercano, esto junto con el hecho de poder dejar opiniones y cualquier tipo de mensaje en comentarios propició el fortalecimiento de una relación unilateral.

Las redes ayudan a mantener la ilusión de la relación si tenemos la capacidad de interactuar por estos medios y ellos dejan entrever parte de su vida privada, sus opiniones y reflexiones. Se cultiva el sentimiento de intimidad y nos refuerza el sesgo cognitivo en el que creemos que el personaje se dirige a nosotros y nos negamos a creer que solo somos un elemento más dentro de la masa de fans. Ya que al final del día, solo somos objeto del deseo económico tanto de los medios de masas que los promocionan como de los propios intereses de los personajes públicos.

Lo obvio es que la información que nos muestran por medio de las plataformas electrónicas está seleccionada de forma que construya la ilusión de amistad entre nosotros y ellos, una cercanía ilusoria. Porque en ningún momento estamos interactuando de forma directa y personal, no podemos simplemente presentarnos en sus puertas y entrar como si fuesen amigos de toda la vida. Si bien esta parece una frontera infranqueable, lo cierto es que las plataformas han llegado para modificar las dinámicas de las relaciones parasociales, ya que dentro de los videos de los creadores de contenido es posible dejar comentarios, los cuales en algunas ocasiones son leídos por ellos mismos y respondidos de forma directa. A su vez, esto alimenta la sensación de bilateralidad en el vínculo formado, hablando únicamente de los videos pregrabados dentro de Youtube.

El contenido en internet cambia rápido y constantemente, y pronto los youtubers se convirtieron en streamers. Un formato de creación de contenido que podría considerarse más casual y ahora, en lugar de dejar un texto en la caja de comentarios, los creadores pueden leer en tiempo real a las personas que los siguen. Sin embargo, bajo este formato también es posible darnos cuenta de la extraña naturaleza de las relaciones parasociales. Si el creador es muy conocido, los comentarios se pierden entre los cientos que se envían por minuto y para ser leído de una forma directa es necesario resaltar nuestro comentario mediante el uso de dinero. De esta forma, nuestro comentario se superpondrá al de otros cientos y nacerá en nosotros la ilusión de conexión con la persona del otro lado del monitor. Así, lograremos formar un sentimiento de compañerismo con el creador, aun sabiendo que él solamente se está dirigiendo a la cámara que tiene enfrente.

 

Diversificación de las relaciones parasociales

Si bien en donde es posible apreciar este tipo de relaciones es dentro del mundo del entretenimiento, esto no solo se queda en esa esfera, ya que se puede observar en vínculos con cualquier persona. Se ve mucho en la política, donde es más sencillo forjar estas relaciones debido a que abiertamente y por la naturaleza del medio en el que se desarrollan exponen de forma directa su postura ideológica. Resulta entonces fácil empatizar y legitimar nuestras propias posturas ideológicas, siendo este el terreno más sólido en donde se cimentan este tipo de relaciones. No existe una manera más eficaz para llegar a las masas que por medio del sentimentalismo, utilizando una falsa empatía hacia la multitud. Esta estrategia es muy práctica, mientras más nos adentramos en la vida que reflejan los personajes en redes sociales, más nos sentimos parte de esa dinámica.

¿Por qué hablar de la diversificación de las relaciones? Debido a que ellos se benefician de nosotros en distintos sentidos, nosotros tenemos la ilusión de que también lo hacemos. Existe cierto encanto en intentar conocer más acerca de la vida privada de los personajes y sentirnos acompañados mientras los vemos a través del monitor. Hasta acá, eso no tiene nada de malo, pero cualquier sentimiento o pensamiento llevado al fanatismo representa diversas problemáticas ¿Hasta qué punto somos para ellos solo números que ayudan a inflar sus ingresos? ¿La casta política en verdad considera a la masa de personas que los apoya con el fin de retribuir algo, a cambio de llevarlos a las posiciones de poder que ostentan? Al final, solo somos consumidores catalogados de esa manera. Los medios masivos se encargan de maximizar sus beneficios viéndonos como meros consumidores a los cuales exprimir. Sin embargo, esta no es la problemática central; cada cual cuenta con la libertad de utilizar sus medios económicos de la forma en que mejor le parezca. El sentirnos acompañados viendo streams, satisfechos al recibir un consejo o entretenidos durante una etapa “oscura” de nuestra vida es de agradecer, pero ¿qué ocurre cuando los sentimientos que desarrollamos lo llevamos al fanatismo?

 

De las deudas sentimentales dentro de las relaciones parasociales y el fanatismo desmedido

Por ejemplo, en un stream del creador Huntleo durante un vivo de Fear and hunger, un espectador pide que el streamer le desee suerte en su examen de la universidad y otra donación en donde a modo de broma se comenta que no confía en sus seguidores, ya que lo quieren y lo cuidan y es imposible traicionarlo en un gameplay, pero él bullying que le hacen durante no cuenta. Bien, esto no es malo y se fortalece la relación entre el creador y su base de seguidores desde el respeto que se puede tener en plataformas.

Esta nota no busca estigmatizar estos vínculos. No hay ningún problema en este tipo de interacciones, lógicamente, siempre y cuando nuestros vínculos digitales no reemplacen las interacciones que podamos tener con las personas en nuestro entorno. Lo mismo sucede con “Jerry”, streamer conocido en Youtube como “mi vida bajo el puente”, quien ha logrado hacerse de una base de fans en donde la línea de lo unilateral se diluye.

A pesar de ello, no hay una dilución total de esta frontera, a pesar de que, en efecto, en los casos mencionados existen interacciones fuertes y una cohesión entre el espectador y el creador. No deja de ser una relación desbalanceada y teniendo en cuenta eso, es aquí en donde las cosas se tuercen y comienzan los problemas raíz de estas interacciones. El fanatismo y los extremismos. A pesar de que se suele deificar y creer que los famosos están por encima de la norma, nuestra cercanía con ellos en redes sociales nos vuelve testigos de “primera mano” de las polémicas en que las personas públicas suelen estar ligadas, por lo que muchos seguidores sienten la necesidad de defender de cualquier manera a su persona de interés.

¿Qué sucede cuando un personaje público comente un acto deleznable?

No son pocos aquellos que han sido acusados de distintos delitos o comportamientos que van contra las normas sociales, en algunas ocasiones situaciones que se exageran, pero que sin duda serían acciones cuestionables y criticables. Esto debería de influir de forma directa en la manera en que percibimos a los famosos y es aquí en donde entra la cuestión de la deuda sentimental: no podemos pensar de forma objetiva si consideramos a los personajes como parte de nuestra vida, como amigos íntimos, como si fuesen personas con las que convivimos en el día a día.

Existen dos conceptos aplicables a la cuestión de las relaciones parasociales. La dependencia emocional y la tiranización. Es bien sabido que el contenido que los creadores liberan en internet tiene una connotación general y nosotros podemos sentirnos identificados y acompañados consumiendo este producto, lo que alimenta la ilusión de que la persona del otro lado de la cámara nos está aconsejando de forma directa. A partir de esto, nos sentimos apoyados de la misma manera que un amigo cercano haría. Esto genera la ilusión de una deuda sentimental que tenemos con ellos, llegando a pensar que estuvieron para nosotros en nuestros momentos vulnerables o incluso personas que comentan de forma directa que cierto personaje público salvó su vida. Esta fantasía provoca que parte de su base de fans los defienda contra todo, a pesar de que haya pruebas acerca del comportamiento deleznable de ellos.

Lo anterior se liga de forma directa a la manipulación de masas, debido a que los famosos pueden utilizar sus bases para lograr, o por lo menos intentar, salir de forma impune o con castigos ligeros cuando infringen las normas. Una polémica de maltrato que circunda al rapero Alemán se ha dado a conocer y no faltaron los seguidores que pusieron en tela de juicio lo expuesto por la novia del cantante. Lo mismo sucedió con Chris Brown y la cuestión de los youtubers que se mudaron a Andorra para evitar los impuestos en su país natal de las ganancias que producen por su contenido. Aquí ya no estamos hablando solamente de un fandom, hablamos de una base de presión que puede ser utilizada en beneficio de los personajes públicos. Parece que nos estamos metiendo en temas de polémicas que no van acorde con esta nota, sin embargo estos ejemplos son necesarios para darnos una idea del alcance y la gran problemática que representan la relaciones parasociales cuando estas dejan de ser sanas.

No solo las deudas emocionales son un problema. Las propias bases de seguidores suelen radicalizarse y esto lleva a un estado de tiranización que ocurre cuando los consumidores tienen la firme creencia de que los personajes públicos nos deben algo solo por el hecho de invertir nuestro tiempo consumiendo su contenido. Hasta el punto de poner exigencias o reprochar, intentando que ellos cumplan los caprichos de los seguidores. Por otro lado, es necesario preguntarnos si en algún momento llegamos a “odiar” a un personaje interpretado por algún actor. ¿Nuestro fanatismo sería tanto como para increpar, en este caso a un actor que simplemente está cumpliendo un rol en pantalla? No son pocas la ocasiones en que los “fans” han atacado a algún actor por estas cuestiones y otros que han sido acosados por la misma razón.

Tenemos los ejemplos de Lenna Headey, siendo la actriz que tomó el papel de Cersei Lannister en la serie Juego de Tronos. Anna Gunn, quién interpretó a Skyler en Breaking Bad, comenta acerca de que recibió amenazas de muerte solamente por hacer su trabajo. No son pocos los personajes públicos que se han expuesto a este tipo de situaciones que vienen de parte de seguidores obsesionados. Bajo estas situaciones es necesario que evaluemos la manera en que estamos percibiendo a los personajes, comprender y aprender a tener una clara diferencia de lo que vemos en pantallas y el alcance que tiene en los espectadores. No es una problemática sencilla de tratar y menos cuando las formas en cómo nos relacionamos con ellos se minimizan gracias a las redes sociales.

 

¿Relaciones parasociales con IA ‘s?

Para catalogar una relación parasocial, por lo menos al momento de la escritura de esta nota, podríamos asegurar que se debe establecer con una persona real que interprete un papel. Por lo tanto, no es posible saber si es completamente correcto definirla de esa manera, lo que es un hecho es que es cada vez más común que nos vinculemos con los avatares de los llamados Vtubers, personajes públicos que buscan guardar su anonimato en internet utilizando avatares virtuales que se mantengan en movimiento mientras consumimos el contenido. Sabemos que hay una persona real detrás de la animación, pero nos vamos familiarizando con lo que vemos en el monitor. ¿Cómo podemos discernir en qué punto nos estamos vinculando con la persona real o con el avatar que conduce su voz?

 

 

Tomando en cuenta lo anterior, sería necesario cuestionarnos acerca del alcance de las relaciones parasociales. Si nos diéramos cuenta de que alguno de los vtubers fue creado con inteligencia artificial, ¿podríamos establecer un vínculo tan fuerte como con los personajes públicos reales? ¿Este tipo de vínculo se podría catalogar como relación parasocial? Las dinámicas de este tipo de relaciones están bien definidas por los creadores del término, pero es necesario comprender que ellos no tendrían en cuenta el avance tecnológico. Si nos llegásemos a vincular de forma sentimental con elementos electrónicos, ¿sería posible considerar una relación unilateral?

Tenemos algunos ejemplos de personas que se han vinculado con elementos no orgánicos. Rosanna Ramos, una estadounidense quien se ha casado con Eren Kartal, “una persona” de origen turco, con la particularidad de que este personaje no es real, fue creado con la IA, llamada Replika. En China, en el año 2017, el ingeniero Zheng Jiajia creó un “androide” con la cual se casó y a pesar de que este matrimonio no tiene peso legal, estamos hablando de una persona que construyó un vínculo con un robot. Por otra parte, está el australiano Geoff Gallagher, quien considera a una muñeca sexual como su esposa. Y aunque su caso sea particular, es posible considerar esas conductas dentro de las alteraciones mentales o solamente una relación “parasocial” partiendo de que la principal característica de estas es la unilateralidad?

No es posible tocar este tema sin remitir a la película HER, en donde el personaje se enamora de su asistente virtual, que va dejando de lado sus relaciones interpersonales para darle prioridad a ahondar “su relación” con la inteligencia artificial; algo que parecía lejano a la fecha de estreno de la película (2013), pero que en la actualidad podemos ver más cerca.

Parece que aún padecemos las consecuencias del aislamiento por el COVID, ansiedad, depresión, irritabilidad y problemas de socialización, entre muchas otras cuestiones. Para muchos el encierro conllevó a traumas, pero sobre todo creó una dificultad para volver a conectar con personas,debido a que era posible desenvolvernos por medios digitales en cualquier sentido. En este contexto sanitario, los creadores de contenido tomaron más fuerza, acompañando a muchos durante el confinamiento.

Pero regresando al tema, Amazon en un futuro implementará un modelo de inteligencia artificial en su asistente Alexa y promete que será posible llevar a cabo con ella conversaciones fluidas y dinámicas. Parece que no será el único asistente que implementará las IA generativas que permitan comprender y procesar la información de los usuarios, proveyendo de experiencias de uso personalizadas.

“La IA generativa usa un modelo de aprendizaje automático para aprender los patrones y las relaciones de un conjunto de datos de contenido creado por personas. A continuación, utiliza los patrones aprendidos para generar contenido”. Google.

Quizá este avance tecnológico nos lleve a tener asistentes como Samantha, del filme antes mencionado. Porque realmente resultaría más cómodo para muchos el relacionarse con algo que no requiere una parte activa tan marcada de nuestra parte. Quedarán todavía algunos años más para saber el alcance y las consecuencias que tendrá la aplicación de IA en los asistentes virtuales, pero sin duda no faltará aquel que esté dispuesto a mantener una relación de este tipo. Con seguridad, estas relaciones necesitan ser llevadas a la investigación y quizá darles el título de relaciones parasociales o, tal vez, asignarles su propia definición y concepto.

 

Conclusión

A lo largo del texto se han planteado demasiadas preguntas, las cuales no tienen una respuesta concreta, debido a que conforme la tecnología avanza, también lo hace la forma en que nos vinculamos. Los personajes públicos de cualquier ámbito cada vez se encuentran más cerca de nosotros. Como se ha comentado, las redes sociales vinieron a minimizar una brecha que se mantenía durante el tiempo en que la radio y la televisión eran los únicos medios masivos que nos exponían a estos personajes. No teníamos idea tan clara del alcance al cual llegaría la inteligencia artificial y sus aplicaciones.

En sí, las relaciones parasociales no representan ningún problema mientras seamos muy conscientes de que por regla general, estos vínculos no llegaran a concretarse en la vida real y  a pesar de que podamos llegar a ser “amigos” de aquellos creadores, políticos, actores, etc., esto se quedará en ambientes digitales. Si algunos de los personajes que seguimos es parte de una polémica, sería insano odiar a la contraparte solamente porque está atacando a aquel que seguimos. Darnos cuenta del momento en que estamos tomando actitudes fanáticas nos permitirá tener en cuenta que, a pesar del cliché, no tenemos enemigos, no nos deben nada y no les debemos nada por consumir su contenido. Para ellos, es su trabajo, y nosotros estamos ahí para consumirlo.

Los Vtuber ya sientan el precedente de que es posible tomar cariño por avatares y la llegada de la IA a las asistentes quizá nos demuestre que podemos desarrollar vínculos incluso por entes no físicos, movidos por componentes electrónicos. Las formas en que nos relacionamos cambiarán conforme el avance tecnológico y será algo a lo que deberemos adaptarnos, analizar y comprender en un futuro.

 


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Cyberpunk

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