En la tarde de ayer, la Cámara de Diputados aprobó el proyecto de cannabis medicinal y cáñamo industrial con una contundente votación a favor: 155 votos. Claramente, quienes siguen anclados en el pasado, fueron quienes generaron las contradicciones pertinentes de su lógica de “avance”.
¿El miedo que les carcome? Sí, el sinsentido de vivir pensando en una aprobación de la marihuana; cosa que les quita el sueño. Y claro, esa aprobación le arrebataría el negocio a la ilegalidad, que en muchos momentos les abraza como negocio a los poderosos de derecha y sus estrechos contactos con esa esta. Es decir, con una mano se dan la bendición y con la otra juzgan, atacan: odian. Al final, defienden oscuros intereses.
Pero vamos a lo positivo del asunto. Un temario consensuado entre un Frente de Todos y los bloques opositores. ¡Por fin!
La Cámara baja dió por aprobado lo referente a mecanismos de autorizaciones para los productores y comercializadores y estrategias de seguridad, fiscalización y trazabilidad en la cadena. De esta forma, brinda un marco que regule la inversión pública y privada de esta cadena, y así, darle un complemento a la ley actual -27.350-. Se autoriza el uso paliativo y terapéutico. ¡Toda una lucha!
Cadena productiva, comercialización del cáñamo y sus correspondientes subproductos. Creación de una agencia que regule desde lo público la cadena de producción del cannabis: Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo y del Cannabis Medicinal, Ariccame.
Claramente debemos tener claridad en algo, lo de ayer fue un paso que inició la lucha social, la toma de calles con marchas, la pelea por la autonomía y el ejercicio propio del libre albedrío de quienes hacen parte de los diferentes colectivos y organizaciones: padres y madres, jóvenes, intelectualidad, referentes sociales y políticos; toda una amalgama democrática que en los derechos encuentra una sociedad más igualitaria.