“La escena argentina está creciendo un montón. Hay que aprovechar eso.”
El artista argentino publicó “Ya no sé qué pensar”; su álbum debut de estudio. Un trabajo conceptual que recorre la soledad, el desengaño, el amor, lo prohibido y la revelación.
Desde el 2018 TINXH comenzó a publicar sus primeras canciones. Sencillos, un EP, y ahora es el turno de su tan anhelado debut. “Ángel” fue su primera colección, una mixtape de siete canciones lanzada en el 2020. En el interín, y nada menos que una pandemia mediante, dio forma a lo que hoy conocemos como “Ya no sé qué pensar”, un trabajo que sinuosamente demoró tres años.
Avocado en primera instancia a lo urbano, en esta ocasión explora y explota hasta el máximo sus capacidades. Con influjos de R&B, buena dosis de electrónica, y melodías y arreglos atractivos, el artista se hace a sí mismo construyéndose una identidad. “Ya no sé qué pensar” revelan una versatilidad y un amplio campo de acción. Este es el comienzo de un viaje que, esperemos, contenga muchas estaciones más.
¿Cómo entró la música en tu vida? ¿Cuál fue el click que hizo que quisieras ser artista?
Bueno, la música entró en mi vida a raíz de mi hermana. Cuando tenía 12 años ella me mostraba todos los artistas y cantantes que escuchaba y yo también los escuchaba, por ejemplo [The] Strokes, Arctic Monkeys y me quedaba obsesionado con las canciones y las escuchaba una y otra vez. Creo que a raíz de eso empecé a generar curiosidad por la música. A mi hermana le regalaron una guitarra cuando yo tenía 12 años pero ella ni la usó así que se la agarraba y con muchos tutoriales de Youtube aprendí a tocar. Y más o menos a los catorce, quince años aprendí sobre producción musical. Ahí empecé a componer mis propios temas, siempre empezando por la letra y siempre siguiendo con la música.
Un largo y sinuoso camino
¿Cuál fue el recorrido de “Ya no sé qué pensar”? ¿hubo vaivenes? frustraciones? ¿retornos desde cero?
El recorrido de ‘Yo no sé qué pensar’ fue bastante tumultuoso. Las ideas empezaron más o menos a finales de 2018 y ya a principios de 2019 sabía que quería hacer un álbum. Hubieron muchísimos vaivenes, al principio iba a tener 13 canciones; terminaron siendo diez. Siempre quise que sea un trabajo conceptual: que tenga una historia y querer contar en cada canción algo que siga desarrollando esa historia. No fue fácil.
Muchas canciones las empecé y después las descarté. Un ejemplo claro es ‘Sigo pensando en vos’ que tiene cinco versiones, cinco letras distintas y así con varios temas.
¿Cómo fue el proceso de grabación?
Fue bastante complicado porque en estos tres años que estuve grabando mi voz cambió bastante. Cuando empecé a grabarlo no tenía la técnica vocal que tengo ahora y muchas cosas las tuve que regrabar.
Creo que ninguna versión del álbum tiene tomas originales, la única canción que la tiene es “Cuando sea mañana” y las voces principales seguramente no lo son.
¿Descubriste algo nuevo en vos? ¿Hubo alguna revelación para con vos mismo mientras realizaste este disco?
Descubrí varias cosas cuando estaba grabando: que mis capacidades como compositor a veces las subestimo, pienso que todo lo que hice antes es superior.
Creo que con este álbum me supere en muchas áreas, vocalmente, líricamente, también en producción aprendí un montón de cosas. Siento que fue una experiencia bastante positiva como artista, estoy muy orgulloso de que este sea mi primer álbum.
“Despertar” es la canción más bailable del álbum. ¿Hay alguna razón para que sea así? ¿tenés pensado continuar en esa dirección?
“Despertar” es la canción más bailable porque es un momento revelación en el álbum, fue un momento en que hubo un crecimiento y pase de decir, “qué más puedo esperar no quiero despertar” a “quiero despertar”. Algo así como “necesito despertar y salir de este ciclo” pero a la vez contrasta con el tema que sigue, “Sigo pensando en vos”. o Cuando la estaba componiendo pensaba que esta canción [Despertar] tiene que ser más alegre, tiene que destacar, ser bailable, porque es una celebración pero al estar detrás de “Sigo pensando en vos” es esa celebración que se opaca por la lluvia que está por venir que no llega al principio del álbum.
La verdad que tengo pensado continuar por algo más disco pero también estoy explorando un montón de géneros musicales y de seguro todo lo que se viene después es mucho más bailable y más positivo.
La figura de lo pecaminoso es una constante sobresaliente del disco. ¿Qué representa este concepto para vos, como crees que está plasmado en tu disco?
La figura de lo pecaminoso en el álbum creo que funciona como una barrera que se rompe, una cadena rota, una liberación. La parte que más recuerdo y la que más vívida tengo es la del pecado original. Es sentir ese pecado original, sentir esa cosa tan prohibida y tan anhelada a la vez. Le da un toque místico que le sirve muy bien.
A lo largo del álbum hay una fuerte presencia de piano y teclados. ¿Tenés una metodología para componer o vas probando sobre la marcha?
Sí, el teclado y el piano en el álbum no son casualidad. Allá por el 2019 cuando
estaba empezando a producirlo, me compré un teclado y cambió toda la perspectiva que tenía. Yo igual quería adentrarme más en un método de composición que no estuviera tan influenciado por la guitarra -aunque hay mucha guitarra- y el teclado me ayudó un montón. Cambió el giro del disco porque aunque en los programas de producción musical vos podés arreglar como quieras las notas, tocar un teclado es diferente positivamente. Muchas cosas que se me ocurrieron, no se me hubiesen ocurrido sin el teclado. Por ejemplo “Cuando sea mañana” o “Esto es real”. “Esto es real” es una de las mejores composiciones que hice en toda mi vida y tiene arreglos muy distintivos que no siento que hubiese sido capaz de hacer sin el teclado.
Pruebo mucho sobre la marcha. Siempre parto para componer parto de una influencia, de un sonido o de un concepto. Casi siempre comienzo por una letra y la leo, veo qué me evoca, a dónde me lleva y voy probando. Con mis influencias voy metiendo mano y viendo qué puedo sacar de acá, qué puedo sacar de una canción que nunca escuché. Y generalmente aunque parta de ahí, el producto suele ser completamente distinto. Algunas canciones las tuve en mente con alguna otra en mente y terminaron siendo totalmente opuestas. Eso también me gusta de ese proceso.
¿Cuáles fueron las influencias específicas para este disco? ¿Algunas de ellas son latinoamericanas?
Mis influencias son variadas. Lali, aunque no parezca, fue una influencia muy grande. Hay algo en ella sobre cómo compone y sus letras que es bastante divertido, pero que a la vez puede ser serio o seductor. Un tema de ella que me influenció mucho en este álbum es “Besarte mucho” de su álbum “Brava” (2018). También estaba escuchando mucho “Bocanada” (1999) de Cerati, muchas cosas referencian a cómo está producido ese disco. Otras influencias, también, son “IGOR” (2019), de Tyler, The Creator o “El Mal querer” (2018) de Rosalía, The Last Shadow Puppets y bastante Almendra.
Estamos volviendo a sentir el mundo exterior casi como antes de la pandemia. ¿Cómo afectó el encierro en tu proceso creativo? ¿notaste lo mismo en algunos colegas?
El encierro me fue bastante productivo. Pude estar muchísimo más adentro del álbum, de la historia, de los conceptos, y pude perfeccionar un montón de cosas que no sé si hubiese podido con el mundo como era antes. Estar encerrado me permitió regrabar un montón de detalles del álbum que no me convencían, y que a pesar de ello tuvo un aspecto perjudicial: hubo un momento en el que estuve muy obsesionado con el disco que no lo podía escuchar y lo tuve en pausa bastantes meses. En cuanto a mis colegas, siento que sucedió algo parecido, comenzaron a hacer recitales virtuales, lanzar singles más seguidos.
La argentina musical independiente y su potencial
Si la presentación de María Becerra junto a J Balvin en la última entrega de los premios Grammy fue un hito para nuestro país, el precedente lo marcó Paulo Londra figurando en el noveno álbum de estudio de Ed Sheeran. En ese mismo año Nicki Nicole apareció en el programa de Jimmy Fallon. Ambas mujeres y argentinas, con un alcance de difusión impensado para artistas de nuestro país hace diez años atrás. Esta oleada de artistas urbanos (en donde el rap, el trap, el RKT, la cumbia y el reggaetón conversan entre sí), ha borrado las fronteras entre nuestro país y artistas de estas músicas de otras regiones de habla hispana. Argentina siempre estuvo dotada de una riqueza musical comparable quizás, en trascendencia, con Brasil. Pero el lenguaje era un impedimento hacia mercados no hispanoparlantes. El liderazgo de esta ola latina de la mano de Bad Bunny, J Balvin y Karol G ha puesto a la música latina en el centro del pop internacional. Y allí Argentina tiene mucho qué decir.
En relación a la pregunta anterior como artista independiente: ¿cómo ves la actual coyuntura cultural?
En cuanto al panorama artístico actual hay muchas cosas que me encantan. Hay muchos artistas que la están pegando y que vinieron bastante de abajo. Pongo de ejemplo a Dillom que me acuerdo lo escuchaba cuando recién empezaba, después lo fui a ver cuando comenzó a tocar. En el 2019 lo vi en un Festival de la Ciudad y la verdad que la rompió y que ahora esté tan pegado, tan allá arriba, es como reafirmante porque me veo a mí y siento que tengo oportunidad de crecimiento como artista. El crecimiento que tuvo Dillom es exponencial y así con todos los artistas de ese ámbito porque, por ejemplo, vi a Taichu y Saramalacara en el Lollapalooza y me acuerdo cuando Saramalacara sacó su primer canción, lo mismo con Taichu, y la verdad que me pone muy contento. Que artistas como Maria Becerra, estén cantando los Grammys a pesar de toda la controversia, deja un precedente muy grande para el país. Es lindo ver a un argentino allá arriba, pegándola en los Estados Unidos. Siento que la escena argentina está creciendo un montón y que hay que aprovechar eso.
¿Qué esperas de la salida de tu álbum debut?
Lo primero que espero es que lo disfrute. A “Ya no sé qué pensar” primero lo pensé como oyente y después como artista, y como artista a mi me gusta escuchar un álbum de principio a fin y después disecarlo. Escucharlo varias veces, analizarlo y darme cuenta de los detalles. Este es un trabajo exactamente así: cuanto más uno lo escucha más cosas se puede llevar.
Un montón de detalles se descubren pelando sus capas y está muy bueno, escuchándolo de arriba abajo, escuchándolo dos veces seguidas, hay cosas muy interesantes. Pero de todas maneras tambien no me molesta si la gente hace del álbum suyo, agarra las canciones y las ponen en las playlists, porque yo sé que no todo el mundo escuchan un álbum y pueden haber escuchado las canciones que más le gustaron en sus playlists y me parece perfecto. Porque la verdad que yo como oyente hago lo mismo. Pero bueno, de todas maneras el álbum se siente más si se escucha de principio a fin.
Escuchá “Ya no sé qué pensar” a continuación:
Colaboración de Mariano Pereyra para MUTA. En el siguiente link podes leer sus otros aportes a la web. Podés ver sus otros trabajos haciendo click acá.