Un día como hoy hace 80 años, Albert Hofmann probó una sustancia sintetizada por sí mismo, se subió a su bici y tuvo el primer viaje de LSD de la historia de la humanidad.
Era 1943, y con la Segunda Guerra Mundial muy cerca, en la neutral Suiza, Albert Hofmann experimentó consigo mismo -como lo haría cualquier químico de su época, a veces con resultados desastrosos- al probar una sustancia que había sintetizado unos años antes en los laboratorios farmacéuticos Sandoz, el LSD.
Originalmente pensada como un medicamento para estimular el aparato respiratorio (algo útil para despertar a un paciente bajo anestesia, por ejemplo) los experimentos con LSD en animales fueron suspendidos en 1938 por no producir el efecto deseado. Aún así, Hofmann sintió curiosidad por su antigua creación y cinco años después retomó el proyecto.
El 16 de abril, mientras trataba de sintetizar el ácido, se sintió algo mareado y disperso así que se retiró antes del laboratorio. Al llegar a su casa se sentó en el sofá y notó que su imaginación volaba y le llegaban imágenes y colores como torrentes de información.
Convencido de que algo tendría que ver con la sustancia, decidió probar una dosis mínima, que calculada en base a las dosis de compuestos químicos similares, debía ser de unos 250 microgramos. Finalmente, el 19 de abril de 1943, en las instalaciones de Sandoz, llamó a su asistente para que lo vigilara y tomó los cristales con un poco de agua.
Al poco tiempo comenzó a sentir los mismos efectos que antes, pero con una mayor intensidad, al punto que le costaba hablar y mantenerse atento mientras andaba, por lo que pidió que lo acompañen a casa. Como moverse en auto estaba prohibido por la guerra, no tuvo más opción que ir en bicicleta, así que completamente volado pedaleó hasta su casa.
Allá la cosa se puso peor: el ambiente, los muebles y las personas se volvieron amenazantes y monstruosas; sintió que estaba por perder la razón, que estaba siendo poseído por demonios y que iba a morir pronto hasta que su médico llegó y lo tranquilizó. El resto es historia: todas las sensaciones placenteras, la apertura mental y la psicodelia colorida que hoy reconocemos como típica del LSD se presentaron por primera vez en la mente del joven Hofmann y desaparecieron al día siguiente, sin efectos secundarios excepto por una sensación de bienestar y positividad, cosa que lo sorprendió casi tanto como las alucinaciones. Había tomado más de cinco veces lo recomendable y sobrevivió.
Al principio, Hofmann no creyó en el potencial de su invento; le parecía increíble que algo capaz de inducir una locura tan terrorífica pudiera tener alguna utilidad. Cuando los laboratorios se interesaron por su sustancia, Hofmann ya había “viajado” varias veces y en el medio había sintetizado un puñado de drogas similares a partir del mismo sustrato -el hongo cornezuelo del centeno- útiles para la medicina general, sin efectos psicodélicos.
Influido por las corrientes orientalistas de su época, Hofmann defendió una mirada en la que ciencia y espiritualidad pueden ir en conjunto sin contradecirse mutuamente, filosofía que lo llevó a profundizar en sus investigaciones con psicotrópicos y a aislar los componentes del peyote y la psilocibina de los hongos mágicos de los chamanes mexicanos, a la vez que teorizó sobre la influencia de los alucinógenos en la historia, particularmente en el libro El Camino a Eleusis.
El hijo problemático
No fue hasta fines de los ‘50 que empezó a fabricarse a escala y a ser utilizada con fines terapéuticos, científicos y recreativos, este último impulsado por el polémico Timothy Leary, psicólogo de Harvard devenido en “el apóstol de las drogas” y fundador del movimiento hippie.
Cuando la cultura hippie, el rock, la guerra de Vietnam y los militares probaron los efectos del ácido el mundo cambió para siempre. Su influencia en la contracultura pacifista de los ‘60 y ‘70 fue innegable, así como los experimentos secretos de la CIA para obtener información y alterar la psiquis de sus objetivos. Pronto los diez años de investigación médica y científica exhaustiva quedaron en el olvido con la prohibición del LSD en 1965, que declaraba ilegal la producción y la investigación con la sustancia, medida que, según dicen algunos expertos, hizo retrasar 40 años la psiquiatría y la neurociencia; de repente cientos de estudios tuvieron que detenerse y los pocos que lograban acceder a pequeñas cantidades del químico corrían peligro de caer en prisión y de perder su título, en casi todo el mundo según la Convención de Naciones Unidas sobre Sustancias Psicotrópicas de 1971.
La creación de Hofmann pasaba así de las universidades al mercado negro, en la misma categoría que sustancias definitivamente dañinas como la cocaína o la heroína, sin embargo el legado del suizo y su bicicleta fue continuado por personalidades como Terence McKenna, por el lado de la antropología y Alexander Shulgin, por el lado de la síntesis quimica de nuevos compuestos en los años ‘80, siendo uno de los pocos con contar con la aprobación y el permiso de la Agencia de Drogas de EE.UU.
En 2008, a los 102 años falleció Hofmann, después de decenas de “viajes” y descubrimientos, sin ver a su hijo problemático – como él lo llamaba – libre de trabas burocráticas para demostrar su potencial para cambiar la realidad.
Anexo: Países donde el LSD no es taaaann ilegal
- Ecuador: es legal poseer hasta 0,020 miligramos.
- República Checa: poseer hasta 5 dosis de LSD está considerado como un delito menor y supone una multa relativamente baja.
- Portugal: Aunque técnicamente no es posible comprar LSD legal, no se impone ninguna ley al respecto.
- México: la posesión de hasta 0,015 miligramos de LSD se despenalizó en 2010. Sin embargo, la posesión está prohibida en instituciones públicas, sobre todo colegios y cárceles. Poseer una cantidad mayor de LSD está considerado como un delito grave.
- Estados Unidos: el LSD está considerado como una sustancia controlada dentro de la clasificación I. Por otro lado, tanto el ácido lisérgico como la amida de ácido lisérgico (precursores del LSD) son sustancias que pertenecen a la clasificación III.
- Canadá: el LSD está considerado como una sustancia controlada dentro de la clasificación III.
- Australia: el LSD es una sustancia prohibida dentro de la clasificación 9.
- Reino Unido: el LSD es una droga de clase “A” dentro de la clasificación 1.